Hay un virus mucho más peligroso que el coronavirus; es el virus del odio; el virus de la venganza; el de la ira y los resentimientos; el virus del miedo; el de la soledad, que atormenta a millones de personas; el virus de la indiferencia.
Todo el sufrimiento del mundo se podría resumir en una sola frase: falta de amor. Hogares sin amor; educación sin amor; ciencia sin amor; instituciones sin amor; preceptos, ideas, leyes y creencias alejadas de lo que verdaderamente es el amor. Desde el punto de vista espiritual estamos en pañales, pero pensamos que lo sabemos todo. Hemos hecho de la ciencia, de la tecnología y del dinero un Dios. ¡He aquí a los ídolos que hemos adorado; y ante un diminuto virus, se están volviendo polvo!
Nuestra escala de valores está totalmente invertida, y es por eso que hay tanto sufrimiento y confusión en el mundo. Hemos puesto en primer lugar el éxito profesional, el dinero y el poder; en segundo lugar, la familia y los amigos; y al último, una vida espiritual profunda, una vida en Dios; y Dios es Amor; y sin amor, la vida se convierte en este infierno que vemos.
El coronavirus va a acabar; no tengan duda de eso. Pero ¿cuándo va a terminar el virus del odio y del miedo, que ha existido desde el comienzo de la historia de la humanidad? ¿Hasta cuándo vamos a tomar la decisión de recorrer un camino de amor, paz y perdón? ¡Éstos son la medicina que necesita el mundo! Sólo el perdón, en Manos de Dios, puede eliminar los virus mentales que hemos decidido albergar.
¿Qué le vamos a heredar a nuestros pequeños? ¿La cultura del odio y la venganza o un mensaje de amor y perdón?
Decidí escribir mis libros, no para volverme famoso, ni ser gurú de nadie (Dios me libre de eso); los escribí porque en mi largo proceso espiritual aprendí a ver por los demás y no sólo por mí; y porque en estos momentos de mi vida siento un amor inmenso por toda la humanidad, sin importar culturas o religiones; y veo que todos esos seres que yo amo van hacia un abismo y no se dan cuenta de ello. Yo quisiera que todo el sufrimiento del mundo acabara en este mismo instante, porque todos los seres son dignos de paz, amor y curación.
El amor es la respuesta; el perdón verdadero, el único instrumento de cambio real.
Si no decidimos ahora elegir el camino que Dios nos señala, de todos modos, Él seguirá esperándonos con Su Paciencia Infinita; y nunca, nunca, nunca nos abandonará. Se los aseguro.
Dios los bendice a todos y los ama, aunque no sean conscientes de ello.
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