Hay una estrella muy luminosa en lo más profundo de tu ser. Esa estrella es Jesús. Él nunca te dejó cuando resucitó; él nunca te ha abandonado; sigue estando en tu corazón.
Él te dice en este momento:
Recurre a mí en todo problema; búscame en tu interior y yo te daré todo lo que en verdad anhelas. ¿Qué más puedes desear que la paz de Dios, que yo te daré si recurres a mí? ¿Qué más puedes desear que el Amor de nuestro Padre, que nadie podrá dártelo, pero que yo te llevaré a él? ¿Qué más puedes desear que la Luz, donde verás tu verdadera belleza con la que Dios te creó? Todo eso yo te lo daré, si recurres a mí.
Yo no estoy fuera de ti, estoy dentro, búscame ahí y no tengas miedo de mi amor y de mi voluntad. ¿Crees que yo te dañaría? ¿Crees que yo te ofrecería alguna clase de sufrimiento? ¿Por qué sigues insistiendo en verme en una cruz? ¿Crees que el Hijo de Dios puede morir? ¿En verdad piensas que el amor puede ser crucificado?
Estoy vivo. Mi luz, que te ofrezco, es la vida.
Mi paz, que te doy, es la única real y la única que a tu alma la hará descansar por siempre.
Mi amor, que te envuelve y espero que aceptes, es el de nuestro Padre. No hay más amor que el Suyo.
Amén.
Jesús.
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