Nada ni nadie puede quitarme la libertad de amar a todos los seres.
Nada ni nadie puede quitarme la libertad de perdonar.
Nada ni nadie puede quitarme la libertad de buscar la Luz de Dios en mi interior y ser transformado en Ella.
Así que siempre he sido libre y en todo momento lo seré. Nunca he sido un esclavo.Cuando lo he sido, es porque lo he decidido.
Nada ni nadie puede controlar mis pensamientos ni esclavizar mis anhelos más bellos y elevados, que se dirigen hacia la paz que no tiene fin y al amor que todo lo cubre como un manto protector.
Soy libre.
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